Todo comenzó con la búsqueda de un mejor filete. En los años 50, las parrillas de ladrillos eran muy populares, así que un tipo llamado George Stephen decidió construir una. Cuando lo terminó, invitó a sus amigos a una parrillada. Los cortes de carne ardieron en llamas. Para George, la cena fue un desastre, pero lo motivó a pensar que tenía que haber una mejor manera.